Juan Ocles Arce
“Haití la grande, Haití la próspera, Haití la joya de la Corona”, en definitiva, la “Gallina de los Huevos de Oro” para los franceses allá por el siglo XVIII, cuando generaba el 40 % del comercio exterior y era la envidia de todas las colonias inglesas juntas por su productividad.
¿Cuántas manos Negras fueron utilizadas para darle esa categoría a un pedazo de tierra en medio del océano? Miles de miles, incontables, todas ellas unidas con un solo propósito “fortalecer la grandeza de Francia en el continente europeo y los confines del mundo”.
Esas manos Negras, no solo que eran manos Negras, eran cuerpos Negros, eran mentes Negras, eran espíritus Negros, eran personas Negras que inconformes con las directrices provenientes del código negro ideado por Luis XIV, elaborado por Jean Baptiste Colbert y su hijo el marqués de Seignelay en 1685.
Levantando su voz, convocando a sus ancestros, diseñando su plan, y reconociendo el liderazgo colectivo de Dutty Boukman y Cecile Fatiman, el 14 de agosto de 1791, esas personas Negras “Escucha-ron- la libertad que habla –en sus- corazones”, hicieron un juramento, que se cumplió totalmente en la Constitución Imperial de 1805, “Art. 1. El pueblo habitante de la noble isla llamada Santo Domingo decide aquí formarse como Estado libre, soberano e independiente de todo poder del universo, bajo el nombre de Imperio de Haití.”
“La próspera Haití”, en manos de aquellas personas Negras, esperaba el apoyo y solidaridad internacional o su no intervención, al contrario, mediante el Tratado de París de 1814, (Francia, Gran Bretaña, Rusia, Austria, Prusia, Portugal, Suecia y España), devolvieron a Francia las fronteras que ostentaba al 01 de enero de 1792; el Congreso de Viena de 1815 ratificó todo lo actuado en 1814.
El 17 de abril de 1825, el rey Carlos X de Francia con una flota de buques de guerra en aguas haitianas, dictó la siguiente ordenanza (…) Artículo II Los habitantes actuales de la parte francesa de Saint-Dominique, pagarán, en la caja de depósitos y consignaciones de Francia, en cinco cuotas anuales, la primera el 31 de diciembre de 1815, para compensar a los antiguos colonos que pudieran reclamar una indemnización. Artículo III
Bajo estas condiciones otorgamos, mediante la presente ordenanza, a los habitantes actuales de la parte francesa de Saint-Dominique la plena independencia de su gobierno (…) América guardó silencio, pese a que Haití financió y apoyó logísticamente al libertador Simón Bolívar Ponte y Palacios, quien la dejó fuera del Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, cuyo objeto era el sueño de Francisco Miranda: “formar de la América una gran familia de hermanos”, ¡Haití, nunca fue su hermana!
Bajo estas circunstancias Haití jamás conoció que es la solidaridad, ni la conocerá; ¿qué importa si “Haití la prospera”, hoy vive en una superficie de 27.750 Km, su población de 11.637. 398 personas es la “más pobre del mundo”. Según elÍndice de Desarrollo Humano, que la ubica en el puesto 166. (IDH, 2025, pág. 276)? Más de 1,3 millones de personas haitianas desplazadas, donde el 50% son niñas y niños con altas tasas de malnutrición? (PNUD, 2025). Eso no despierta solidaridad ni tampoco indignación.
La Comunidad Internacional a través de la ONU ha enviado una decena de operaciones militares, supuestamente para “llevar la paz y la estabilidad al país”, destacando entre ellas la Misión Civil Internacional en Haití (MICIVIH,1993); la Misión de Estabilidad de la ONU (MINUSTAH, 2014-2017) ésta fue causante de abusos sexuales e introducir el cólera en el país, generando miles de muertes.
Se aproxima otra “fuerza de supresión de pandillas” con 5.500 efectivos; aprobada por la ONU en septiembre del 2025. ¿Nunca se sabe que es peor si las fatales intervenciones de la ONU o las de EEUU impulsadas por el racismo y las maniobras políticas?
El futuro haitiano es incierto y depende de sus habitantes retomar la esencia del “juramento de Bois Caïman”, del 14 de agosto de 1791 para transformar a Haití en el “Horizonte Afrodescendiente” bajo la filosofía del UBUNTU y la Guía Ancestral, siendo las organizaciones afrodescendientes acompañantes solidarias desde afuera en su caminar, apoyando si así lo deciden el retomar la propuesta del entonces presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, de exigir a Francia la devolución del dinero que Haití le pagó para que su independencia fuese reconocida.
BIBLIOGRAFÍA
CONSTITUCIÓN IMPERIAL DE HAITÍ (1805), BIBLIOTECA AYACUCHOEXPANSION/ Datosmacro.com
HERNÁNDEZ, López Rafael “El Congreso Anfictiónico de Panamá”
INSTITUTO Tricontinental de Investigación Social, “Hace 200 años, Francia impuso una deuda inhumana para aplastar la Revolución Haitiana”, Boletín Nro. 7 del 24 de abril de 2025.
STEINSLEGE, José, “Haití, Bolívar y la solidaridad latinoamericana”, La Jornada, 2010.
UNDP, “A matter of choice People and possibilities in the age of AI”, HUMAN DEVELOPMENTREPORT 2025